Reversible. Así es como he sentido tu carta. He cerrado los ojos y he sentido esa lluvia, esta lluvia de ti. Te he visto doblando la hoja, humedeciendo el borde engomado del sobre, cerrándolo. He notado la presión del bolígrafo al escribir el remite, cierta nostalgia de mí, de aquellos que están lejos, pero que están, y luego el cuidado, el deseo de que la letra demuestre al amor que la caligrafía es un arte de afectos, un cuidado de mí. De ti.
Luego he reescrito al revés tu carta. Te he dicho adiós, te he contado mi razón de vida, te he saludado. He puesto la fecha y me he quedado en la intención, en el deseo que mueve todas las cartas.
Dice Pessoa que todas las cartas de amor son ridículas. Espero que ésta también te lo haya parecido.
H.
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