Allí será febrero, imagino, aquí, ya sabes, las cosas van de otra manera. Hoy hace frío, pese a que la mañana es limpia y el sol resplandece de una forma clara. Lucas, salió hace unos meses y no ha vuelto. No sé si habrá llegado allí o si se habrá perdido, quién sabe, no le importamos demasiado los demás cuando lo que está en juego es su voluntad.
Ayer me acordé de ti. No creas, no fue un momento triste, al contrario, tu recuerdo llenó mi estancia con la luz que ha parecido llegar hoy para cerrar el círculo. ¿Te acuerdas del huerto? ¿Del tocón de madera donde nos sentábamos a ver pasar a la gente? ¿El columpio en las ramas de la morera? Aquí nada de eso podría suceder, pero por un momento, sucedió y estabas tú y la mañana con sus vinagrillos y con esas flores amarillas -¿cómo se llamaban?- que crecían en los márgenes del camino.
Hoy sin embargo tengo un recuerdo borroso de todo aquello, por eso tal vez te escriba, para que perdure, aunque sólo sea un instante.
Los días dan vueltas y se confunden como la memoria. Por eso tal vez, sólo por eso.
H.
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