domingo, 22 de mayo de 2011

De como V conoció a Lucas...

  Cuando V conoció a Lucas quedaron atrás todos los motivos que se había autoimpuesto para pasar sin  justificación alguna por lo de H. Ella lo hacía periódicamente, buscando pretextos ridículos: intercambiar discos de vinilo y libros.
  V conoció allí a los dueños de las boticas cannábicas, a los dealers y a algunos hippies que habían traído semillas en sus culos desde la India.
  El mundo era un enorme puñado de pastillas que borró de la memoria a H. Lo vio algunas veces más cuando buscaba viejos ejemplares de “Life” y ya V no quería una vida de desarreglos.
  Mark y Fidelia se encargaron de ser las perlas irregulares que le presentaran a Lucas, que usaba pantalones prestados y en un atípico sitio despoblado de árboles refrotaron sus cuerpos.
  H es portador de correspondencia esporádica de V, cada una de sus cartas es campo minado, no es que no le gusten, simplemente no las entiende.

jueves, 5 de mayo de 2011

Lucas

Está en la ducha. El café parece darle los buenos días. Lucas echa de menos a H. y también a V. pero por diversos motivos. En realidad la vida de Lucas está en un punto indeterminado entre H. y V. Necesita cambiar. No lo dirá, pero lo siente. Llegó a esta ciudad hace unos meses y sabe que pronto se irá. Al principio fue una especie de azar ahora ya no es un azar cualquiera, es ese afán de que un día no se parezca al día anterior.

Al salir de la ducha observa las pocas cosas que tiene. Un peso liviano. Lleva, sin embargo, una foto que deja en lo más parecido a una mesilla que encuentra. En ella aparecen los tres. Unos críos, piensa, sentados en las escaleras de atrás de casa de sus padres, bajo la sombra del árbol que hoy es sólo un tocón de madera. Él lleva el pelo largo, los pantalones con rodilleras que heredó de H., sus ojos miran de una forma torva al objetivo, recuerda que estaba enfadado, sin embargo, hay ternura en su manera de dejar caer levemente el cuerpo sobre V.

Una vez alguien comentó que esta foto era un ancla en su vida. Lucas aún piensa en ello y lo sabe, esa foto no es un ancla, se dice, al contrario es el motivo de su viaje, la necesidad de estar siempre entre dos puntos.